Jorge Cuéllar, de Santa Ana, es el que troza la carne para los clientes en uno de los mejores buffetes de la ciudad, el del majestuoso hotel Río. Comer allí cuesta unos 40 dólares e incluye langostas, ostras y otras delicias de frutos del mar. "Soy puro FAS", nos confesó.
El migueleño José García también labora en el buffet del Río. Ya es todo un veterano en vivir fuera del país, pues salió de El Salvador hace 25 años.
Dennys, ese restaurante de comida tan sabrosa, es el empleador de muchos salvadoreños en Las Vegas. Una de ellas es Delmi Linares de Casanga, de Santa Ana. "Por favor, le envío un saludo muy grande a mi abuelita, que se llama Evelinda de Jesús Cortez", nos pidió. Le cumplimos...
El Nissan Tiida, estacionado frente al rótulo que da la bienvenida a Las Vegas. La ciudad no para de crecer y cada vez alberga más salvadoreños.
El carro de Speed atraviesa el Strip, una de las zonas más coloridas de la ciudad y donde están los casinos más famosos. Sara Hernández no es salvadoreña sino mexicana, pero tiene un negocio que se llama La Cuscatleca que vende todo tipo de artículos salvadoreños, desde boquitas Diana hasta El Diario de Hoy.
Sorprendimos a Magalí Gómez en pleno trabajo: acomodando los tamales que su propia tía hace. Ella, que nació en Usulután pero se crió en Sonsonate, lleva tres años trabajando para la tienda La Cuscatleca.
La tienda La Cuscatleca tiene un rótulo muy visible y se puede ver el escudo de El Salvador.
El Tiida, que pasó por todos los climas y vio todos los monumentos, es parte de la escena junto a los hoteles Ceasars Palace y Flamingo, dos de los más tradicionales de Las Vegas.
El artículo de El Diario de Hoy en donde se habla de la Travesía Speed de Costa a Costa por los Estados Unidos.
Tomamos a Rosa Navas en el momento de hacer las pupusas. Ella, nacida en Chalatenango, trabaja en un restaurante que se llama La Guanaquita. "Hace ocho años que estoy aquí y nunca volví a El Salvador", dijo.
Marisol Villalobos, de Usulután, es otra de las empleadas de La Guanaquita. Se encarga de la caja y de entregar los pedidos. Lleva apenas cuatro meses en el lugar. Meydi Monge, de Chalatenango, posa en la puerta del restaurante Costa del Sol. Tiene cinco años de vivir en esta ciudad y trabaja en la cocina.
Costa del Sol es el nombre del restaurante que maneja Cecilia Avilés, originaria de San Salvador ("del barrio El Calvario", agrega). Hace tres años que abrió el lugar y asegura que "llegan a comer más mexicanos que salvadoreños".
Tres salvadoreños que aman el fútbol y lo practican en todo momento. Luis Reincan, Leonardo Castillo y Jonathan Salvadaña. "Yo juego en un equipo que son salvadoreños y que lleva por nombre Guanacos", contó.
Roberto Arauz, un personaje. Fue locutor de radio en el Grupo Samix y llegó a Las Vegas a probar suerte. Le va bastante bien a este sonsonateco, ya que trabaja en Radio Del Pueblo y tiene muchos planes para seguir creciendo en la ciudad de Las Vegas.
Jenny Gallardo posa con su hijo Christian en el estacionamiento del Liborio, su lugar de trabajo. Es de San Salvador y se desempeña como supervisora.
¿De dónde podía ser él sino de Zacatecoluca? Con esa camisa del Platense, nadie se atreve a dudar. Se trata de Saúl Castillo, que se gana la vida como mecánico de carros. "Nunca volví a El Salvador, pero quiero ir para cuando jueguen contra México en las eliminatorias", comentó.
El Nissan Tiida fue objeto de atracción en el parqueo del Liborio Markets.
Un toque nostálgico para Ana Cortez, sonsonateca del Kilo 5, quien hace tres años que vive en Las Vegas. Se dedica a cuidar niños, aunque la que está con ella es su hija.
Hugo Padilla fue no de los más felices, ya que se ganó una camisa de la Selecta de Digicel. Sus padres son salvadoreños.
Los Padilla al 100%. Son William, Nancy y el pequeño Hugo. De Ahuachapán a Las Vegas sin escalas. William trabaja en construccion y ha sido futbolista en El Salvador. Sus equipos fueron Once Municipal, Coex Colonia, la Sub 16, Vendaval y la reserva de Firpo.
Los empleados salvadoreños del Liborio Markets saludan con banderas. Son Cecy Gamez (Ilopango), Rudy Hernández, José Maldonado (Ilopango), Elmer Rivera (S0nsonate), Joselito Rivas (Soyapango) y Oscar Iraheta (Cabañas).
Glenda Alvararo tiene gran responsabilidad en los Liborio. Es la supervisora de cajas. Es de Soyapango y ya 10 años en los Estados Unidos y 8 y medio trabajando para el supermecado.
José Cuéllar, de Soyapango, se tomó una foto con el carro de la travesía. Hace cuatro años que vive en Las Vegas y es mecánico automotriz.
A metros del Liborio Markets del Lamb Boulevard está una agencia del Banco Agrícola. Luis Rivas, el gerente, vino a este país hace ocho años y desde hace cuatro y medio trabaja en el banco.
Hoy viernes el carro de Speed arribará a la ciudad de Las Vegas, donde viven miles de compatriotas. El punto de llegada será el Liborio Market (930 N Lamb Boulevard), donde compran los salvadoreños, aproximadamente a las 5 PM. Asímismo, el domingo 15, alrededor de las 12 del mediodía, estará llegando a Los Ángeles. Allí, en el Liborio Market de 2021 W Pico Blvd (213 389-4444) nos encontraremos. Tenemos regalos para aquellos que se hagan presentes.
Paramos en la Pupusería y Restaurante Salvadoreño, en Albuquerque, Nuevo México.
El Salvadoreño tiene dos dueñas. Una de ellas es Antonia Miles –nacida en Cojutepeque pero criada en Santa Ana-, quien llegó a Albuquerque hace ya 25 años:“Tengo una hermana que se llama Ruth Aguilar que también vive aquí y tiene otro negocio de comida”.
Rosa Marlene Parada vino de Quezaltepeque hace ya cuatro años y se instaló en Albuquerque, Nuevo México, ya que allí residía su hermana. Consiguió trabajo en una pupusería llamada El Salvador.
El paisaje árido de Nuevo México fue testigo del paso de la Travesía Speed. Ya llevamos recorridos 14 estados. El próximo será Arizona.
El Nissan Tiida se pasea por las bonitas calles de Santa Fe, una ciudad diferente a cualquier otra de los Estados Unidos. Por momento uno parece que está en medio de una película del viejo Oeste.